13.8.15

39 meses,dos hijos, dos milagros

Cuánto ha llovido (para bien) en estos últimos años, cuántas cosas buenas me han pasado, no puedo poner en palabras lo noble que la vida ha sido conmigo en estos 39 meses en que no he escrito nada para este blog.
Pero siento que debo intentar ponerlo en palabras, al fin y al cabo es una de las pocas cosas que me salen regularmente bien.
Lo de ser madre de dos hijos maravillosos, Gabo y Vida., tampoco se me está dando nada mal (sí! Soy una Mamá, Madre, Mommy, Moeder, Mom, Mamma, Mamacita etc etc etc), estoy disfrutando como loca de cada segundo que ellos me regalan, porque al final el ser padre es uno de los mejores regalos que la vida puede darte, y sólo quien lo es lo entiende a la perfección.
Antes de ser madre me parecía un poco exagerado eso de que ser madre era una de las cosas más grandiosas del mundo, pero he de reconocer que hay mucho de razón en una frase que a veces suena tan antipática, (aún así sigo sin estar de acuerdo con aquella frase aún más antipática que reza "sólo al ser madre te realizas como mujer").
Gabo nació en Febrero, algunos días después del día de los enamorados, su abuelo paterno había muerto un año antes justo en el día de San Valentín (no podía tener un final menos poético un hombre que tanto amor supo dar) y aunque Gabo cumplía 40 semanas en mi barriga para el 14 de febrero (para los que no son expertos en embarazos 40 semanas es la fecha probable de parto), me pegué a todos los santos propios y ajenos para que naciera unos días después, o antes si tenía mucho apuro, porque no quería tener que oir toda la vida que justo ese día había muerto el abuelo y él había nacido, quería que su fecha fuera especial, y además porque yo nací el día en que nació ese abuelo y todos mis cumples mientras vivía me recordaban  con alegría esa casualidad pero después de muerto esa casualidad tiene un tinte algo trágico. Luego pensé que quizá si mi hijo hubiese nacido el día de los enamorados, habría sido un aliciente para tanto dolor, la cosa es que los santos parecen escucharme y Gabo nació finalmente el 18 de febrero del 2013. Ya casi cumple 30 meses, y aquí otra frase que siempre repiten los padres, y de la cual yo me he hecho eco: "crecen muy rápido". A mi no me ha dado tiempo de guardar en cajas la ropa que ya no le queda y Gabo ya nada como un pez, bucea y salta a la piscina solo y sin ningún miedo, ya va en bicicleta de niño grande por todas las calles a una velocidad de vértigo y sabe frenar a tiempo para no chocar con nada ni con nadie, se ríe porque es feliz mientras come tortilla y pide "frutita" como merienda porque la fruta "está rica", ha viajado a varios países porque "me encanta el avión mamá", su persona favorita en el mundo es su papá "porque Papá es una maravilla Mamá", y yo estoy de acuerdo. Muero de amor.
Vida nació en diciembre y quizás anticipándose a lo dicharachera y alegre que será decidió nacer el día de los inocentes, el 28 de diciembre, casi dos semanas antes de su fecha de parto, quizás para darle la razón a mi madre en aquello de que "las niñas se adelantan" y tuve un parto como el que todas las madres andaluzas me deseaban durante el embarazo "una hora cortita", tan corta fue que ni al ginecólogo ni al pediatra les dio tiempo de llegar, así que Vida y yo nos la tuvimos que arreglar con la matrona y el anestesiólogo para cumplir con el protocolo de postparto. Vida es como su mismo nombre, llena de todas las cosas buenas de la Vida, es un bebé de 7 meses, que ya gatea hace un par de semanas, dice Papá, sabe decir adiós con sus manitas y sonríe siempre para deleite de todos, tan chiquitita y ya sabe como meterse al mundo en un bolsillo. Muero de amor.
Mi vida ha mejorado en estos casi dos años y medio en la que tanto mi casa como mi corazón se han llenado de hijos. No hago más que hablar de hijos, lactancia, hijos, lactancia, me he convertido en una madre y veo peligros en todos lados (menos mal que el padre es un gaditano con espíritu aventurero y sin miedos que sabe que somos niños una vez, así que es esa balanza que me relaja y me hace disfrutar aún más de este tiempo que se va volando). Pero estoy reconciliada con todos y con todo. No tengo más que amor en mi corazón y la vida que nunca me debió nada ahora me debe menos, porque me lo ha pagado todo con esos dos milagros que son mis hijos.

¡De vuelta!



13.4.12

Se trata de saber sentir, de saber querer

Hoy hablaba con un amigo al que conozco desde hace muchos años y con el que últimamente puedo hablar pocas veces al año porque nuestros ritmos de vida casi nunca nos hacen coincidir, aunque siempre estamos pendientes el uno del otro a través de emails o mensajes de texto.

Hoy hablamos durante un buen rato.

Filosofando un poco de como se han desarrollado nuestras vidas desde que nos conocemos él llegó a una frase para definir la posible razón por la que estamos donde estamos y somos como somos (copio exacto lo que me dijo):

¨yo vivo tratando de entender las cosas, es mi placer,
tú vives sintiendo la vida, es tu placer¨

Me impresionó su manera de definirnos, definitivamente demuestra que lo suyo es intentar entender, y lo mío es el sentir, siempre he sentido que él es un hombre bueno y un gran amigo, por eso le quiero. Nunca he intentado razonar el porqué nuestra relación se mantiene tan buena por años aunque en los últimos tiempos nos veamos como máximo una vez al año  pero al reencontrarnos es como si el tiempo no hubiese pasado. Sólo siento que es un buen amigo y debo quererle, no intentar medir su amistad con las horas que me dedica, o por si se acuerda de mi cumple o no, o por los detalles que tenga  a cambio de los detalles que yo tenga con él o, lo más bueno de la amistad que nos une: que yo NUNCA debo tener cuidado con lo que le digo por temor a que se ofenda. Me hace sentir tan bien saber que no debo andar de puntillas con su amistad que eso me libera, porque es sólo sabiendo amar de una manera libre la que hace que queramos de verdad.

Todas aquellas personas que ponen reglas o deberes en las amistades creo que nunca sabrán lo que es una verdadera y están condenadas a perder las pocas personas que alguna vez puedan llegar a quererles, porque estando de puntillas en una amistad hace que de vez en cuando te caigas y no quieras levantarte para continuarla. Porque la gente también se cansa.

Las pocas veces en esta vida que he probado entender el porqué de las cosas, lo he pasado muy mal, alguna vez concluí que prefiero verme a mi misma como un río, dejándome llevar, porque allá donde menos lo espere  estará un salto de agua enorme o un mar donde me mezclaré, pero siempre seguiré fluyendo, así que prefiero dejarme llevar y no razonar tanto el porqué pasa lo que pasa y porqué las cosas no son como quisiera que fueran, porque este río, que soy yo, más adelante se enterará cuando llegue al mar que la vida me tiene preparado y deba saltar la cascada de las buenas cosas que me esperan.

Quizás en cierto modo busco protegerme a mi misma viendo la vida de esta forma. Quién sabe.

Este año pasado me he dejado llevar por otras aguas lejos de este blog, pero he vuelto y estoy feliz de estar. Así que sin pensarlo, sólo sintiéndolo, he decidido volver a escribir por este medio.

Besos para todos.

P.S. La foto la tomé en Cádiz

14.4.11

Soy lo que mi sobrina quiera que sea


Este relato comenzó aquí:

Continuó aquí:

Comenzaba a tomar forma aquí:

Seguía su orden aquí:
 

Y continúa ahora aquí haciéndome muy feliz al escribir las cosas tal como las viví.

El 15 de diciembre del 2009 mi mamá, mi hermana mayor y mi sobrina vieron por primera vez mi vestido de novia.

A esas alturas todavía  me preguntaba cuándo sería el día en el que Er Pisha de Cai me preguntaría si me quería casar con él, no soy una chica convencional pero debo reconocer que empezaba a pensar que nunca lo haría y aunque llegaba a hacer bromas con él como: “cuándo me lo pidas digo que no y ¡perdimos todos esos reales!, la verdad es que a esas altura ya me creía que podía llegar a pasar que estuviera caminando por el altar sin que me hubiera pedido si me quería casar o no.

Al llegar a la tienda donde tuve la buena suerte de comprar mi traje, mi sobrina estaba maravillada con todos los vestidos que veía a su alrededor, la verdad sea dicha que mi sobrina tiene unos ojos que le permiten ver  todo de una manera hermosa y disfruta de todo como nadie, quizás lo habrá heredado de mí, que a estas alturas de mi vida no hay nada bueno que no me cause impresión y me enternezca el alma.

La mujer encargada de ayudarme con mi vestido (desde el principio fue siempre la misma) les pidió que esperaran sentadas fuera, en unos sillones muy grandes y muy cómodos que están en los probadores diseñados para que las familias esperen a sus novias de la manera más cómoda mientras nos arreglan. El vestido que me ponían esta vez en mis manos era finalmente el mío, que para esas fechas ya lo tenían listo. ¡Era espectacular!, mucho más hermoso de lo que recordaba. Tenerlo conmigo era la prueba definitiva que todo aquello que parecía un sueño era cada día más real. Er pisha de Cai y yo nos casaríamos.

Pensé en toda la gente que había trabajado en la  fabricación de ese vestido de ensueño, que quizás ni se imaginaban la importancia en mi vida de esas telas que con tanta dedicación habían cosido y que vestirían a alguien que a esas alturas de su vida nunca pensó que algún día organizaría su boda pero que estaba segurísima de querer pasar el resto de su vida al lado de un hombre que un buen día sin venir a cuento se cruzó en su camino robándole el corazón para siempre.

Luego de ayudarme a vestir con mucho cuidado, la mujer pasó a peinarme, improvisando un peinado que aún con la rapidez con que lo hizo parecía recién hecho en algún salón de belleza, era una persona con unas manos muy delicadas que hacían maravillas con todo lo que tocaba, de ella guardo muy buenos recuerdos sobre todo por el cariño con el que me trató durante todas las veces que nos vimos con la maravillosa excusa del vestido. Ese día al terminar de ponerme el velo y abriendo un poco la cortina de más de dos metros que escondían la sorpresa mejor guardada de una novia,  le preguntó a mis tres chicas (me faltaba solo mi hermana menor para que aquello hubiera sido totalmente perfecto) si estaban preparadas para verme, y ellas sonrientes le dijeron que sí. Cuando por fin salí intentando hacerlo de la manera más elegante posible para darles el regalo completo, vi sus caras que se mezclaban entre admiración y ternura quedándose grabadas en mi memoria para siempre. Mi mamá se emocionó demasiado y sin intentar guardar ni un momento su alegría exclamó: “¡AY MAMI QUE HERMOSA ESTÁS!”, mi hermana me dijo con mucha dulzura que estaba ¡BELLA! y mi sobrina aplaudiendo emocionada exclamó: “¡TATA ERES UNA PRINCESA!”, a mi hermana, a mi mamá y a mí se nos llenaron los ojos de lágrimas al ver a mi sobrina así, tan feliz ante algo tan importante para nosotras.

Y sí, ese 15 de diciembre del 2009 era Princesa, porque yo soy lo que mi sobrina quiera que sea, así es el amor, incondicional, y era por ese mismo amor que estaba yo ese día vestida de novia, algo que nunca pensé que podía llegar a pasarme algún día pero que ni en sueños (si alguna vez lo hubiera soñado) podría haberlo imaginado más hermoso.

Sin saber de dónde salieron, aparecieron en pocos segundos muchas mujeres alrededor mío, personas que estaban en la tienda y que seguramente alguien llamó para que me vieran, todas estaban entusiasmadas con mi vestido y me di cuenta que mi hermana y mi mamá se abrazaban de alegría, todas me pedían que diera un paseo delante de ellas con el vestido, así lo hice, aplaudieron contentas y yo, que me sigo sorprendiendo de todo lo bueno que me regala la vida día a día, tenía el corazón arrugadito, arrugadito. 

Fue demasiado especial.

Yo seguí caminando por parte de la tienda con mi traje a petición de todas las damas presentes que me indicaban como se caminaba con un traje muy andaluz. Porque siendo el novio de Cádiz mi mejor regalo para él que había aceptado casarse en mi tierra era premiarle con un traje andaluz, en honor a su tierra, esa tierra que todos los días que estoy en ella me regala sol y vida.

Debo confesar que luego de toda la euforia de ese primer día con mi vestido me entraron unos nervios que no había experimentado antes, quizás es porque sabía que teniendo mi traje listo era sólo cuestión de tiempo para ir del brazo de mi papá caminando por la iglesia para decir finalmente, ¡Sí quiero!

A partir de ese momento quedaban sólo 4 meses y medio para el gran día. Pero antes de eso muchas cosas tendrían que pasar, entre ellas la boda Civil que a esas alturas estaba planeada para que fuera en Cádiz, así que decidí tomármelo con calma porque con mi familia casi entera a mi lado, por navidad, no era momento para pensar en más nada que no fuera consentirlos y disfrutar de ese momento.

La mujer de la tienda me dijo que el velo si quería, podía pasar a recogerlo en dos días que ya tenían el mío y si quería me lo podía llevar a casa, así lo hice. Dos días después volvía a casa con mi velo de novia en mano, un velo mantilla muy largo, porque al final esta que escribe que nunca soñó con casarse, lo quería todo, tal como aquella que lo lleva planeando toda su vida, incluyendo un velo largo muy largo y con algo de mantilla en honor al novio que como ya mencioné, es andaluz.

Er pisha de Cai que desde el principio estuvo más nervioso que yo con los planes de boda, no pudo ser el mismo sabiendo que el velo estaba en casa, y aunque yo tenía la caja en un armario donde él normalmente no tendría que revisar nada tan fácilmente, para él era como si aquello que era parte de mi vestido pudiera cobrar vida y caminar hacia él para que lo viera y con eso de creer en que aquello trae mala suerte la angustia de tenerlo en casa no se le pasó sino a los pocos días cuando le dijimos que lo que trae mala suerte no es que el novio vea el velo de la novia sino el vestido.

Mentira piadosa.

Aquella tarde del 15 de diciembre del 2009, mi hermana propuso que celebráramos el día tan especial que habíamos tenido yendo a tomar unos churros con chocolate que están muy buenos pero que en Cádiz son aún más sabrosos.

Yo, por aquello de la alergia al chocolate, preferí acompañarlos con un ¨manchao¨ que es el café con leche venezolano de toda la vida y sabe igual de rico aquí o allá, porque al final las cosas buenas de la vida, siempre son buenas, estés donde estés, las llames como las llames.

Feliz todo.


17.2.11

Por amor

Por amor he hecho muchas cosas buenas en la vida.

En primaria estuve enamorada de un niño que era hermano de una de mis mejores amigas del tercer grado, él, mayor que yo, estudiaba el quinto grado, y por supuesto, nunca se enteró que yo existía, pero yo con mis (si mis cálculos no me fallan) casi 9 años, suspiraba todos los días sólo con verle.
Mi primer diario está escrito desde que yo tenía siete años, en ese primer año con diario hablaba de aquel niño que me había roto el corazón enamorándose de mi prima en el primer grado que cursábamos juntas. Así que para cuando ya contaba con casi nueve años la capacidad de amar era mucho más intensa (la intensidad que da la experiencia, por supuesto).

Caramelito Vladimir, así le puse a un hámster que compramos en casa para una tarea de la escuela, el motivo era cuidar a una mascota durante un tiempo, mi madre que descubrió su pasión por los perros cuando nosotros ya no teníamos ni ganas ni tiempo para cuidar a una mascota, decidió que esa mascota, el hámster, era la única que permitiría para tal descabellada tarea, lo adoptamos en casa y el nombre era en honor a él, a mi amor del tercer grado, Vladimir, el hermano de Mariangeles. Visto en la distancia suena poco romántico comparar al hombre (o niño) de mi vida en aquel momento con un roedor que para decir la verdad, era feo, muy feo.

Aunque en mi mente infantil cuidar a mi Caramelito Vladimir era en cierta forma cuidarle a él, al Vladimir de mis sueños, el niño por el que cada día ir al colegio era un paseo por las nubes. Hablarle a aquel hámster declarándole mi amor diario era desahogar aquello que la timidez me impedía decirle al verdadero Vladimir. Insisto, suena raro en la distancia pero en aquel momento fue lo máximo que me pudo pasar. Sobre todo porque su hermana, Mariangeles, nunca sospechó nada por aquel nombre que había escogido para mi mascota, simplemente le parecía gracioso que se llamara como su hermano. Supongo que en ninguna cabeza cabría la idea que yo pudiera estar enamorada de alguien dos años mayor que yo, porque en esos tiempos de infancia cada año es un siglo y Vladimir con sus casi 11 años era un viejo comparado conmigo.
¿Pero qué se le va a hacer si así es el amor?


No tengo ni idea qué ha sido de la vida de Vladimir, y aunque le recuerdo con cariño no ha sido el único del cual me he enamorado. He tenido la suerte de tener un corazón loco, soñador, abierto al amor siempre, amor que ha llenado mi vida con cosas buenas, muy buenas.

Sin contar los amores fugaces de la infancia, puedo decir que me he enamorado de verdad ( o hasta los teque teques, como diríamos en Venezuela) cuatro veces en mi vida. Los amores de verdad son para mí aquellos que nos hacen reír y llorar con la misma intensidad, aquellos que te arrugan el alma, que hacen con solo una mirada que el corazón se detenga sin llegar a matarte, que te hacen viajar por horas para compartir sólo unos minutos juntos, aquellos con los que te sientes inmortal, aquellos con los que olvidas de todos tus males, los que con un beso te entregan el mundo y te lo arrebatan al mismo instante, los que hacen que pierdas el sentido del tiempo y el espacio, los que te hacen desear que todo fuera así, simplemente así para siempre, porque no necesitas más. Los que te llenan el alma de recuerdos que te acompañarán toda tu vida y en los momentos que más lo necesites te arrancarán nuevamente esa sonrisa y esa lágrima de alegría, alegría por aquél que, sabiéndolo o no, te arrancó para siempre un trozo de tu corazón.

Por amor he hecho muchas cosas buenas. Y las seguiré haciendo. Es el amor un sentimiento tan intenso que mueve mi historia y me llena de recuerdos hermosos todas las etapas vividas hasta ahora (¡y las que me quedan!).

Lo que es nuevo para mí, es el reenamorarme todos los días, que alguien a quien llevas amando ya por más de una década te paralice y te deje sin respiración casi a diario con una mirada, una palabra, una sonrisa inesperada, alguien que te hace sentir que aún estás soñando cuando despiertas y le ves a tu lado. Ese es mi hoy, que no cambiaría por nada. Ese hoy que me llena de mariposas el estómago y el alma a diario. Ese presente que está lleno de la misma ilusión que me hacía suspirar a los nueve años, ese presente que ni cuando soñaba despierta mirando a la luna cuando era una adolescente mientras pedía que llegara el amor, ese amor con el que sientes que el tiempo se ha detenido para siempre, podría imaginarlo tan maravilloso.


Soy una afortunada.

Feliz todo.

17.12.10

It's So Easy

La felicidad debe ser una fuerza que provenga de nuestro interior, que nos haga reír en los momentos que sentimos esa tristeza que creemos que nos va a matar, pero no lo hace, porque esa energía que viene de nosotros lo impide, esa misma que cuando nos intenta atacar la soledad nos hace sentirnos más acompañados que nunca, nos obliga a ir al cine sin necesidad de ir con alguien y a abrir una botella de vino aunque no tengamos a nadie con quien brindar, más que a nosotros mismos, y es que en esos momentos esa fuerza nos recuerda que estar solos no necesariamente significa no estar acompañados

Cuando vi la película Cast Away, o Naúfrago, protagonizada por Tom Hanks, me sentí totalmente identificada y demás está decir que me encantó, la culpa de todo la tuvo la forma en que veo la vida, yo soy también de las que aprendería, si no tuviera a más nadie a mi alrededor, a sobrevivir valiéndome por mi misma y me la pasaría bien, lloraría al principio claro está porque no ver a mi familia y a los seres que quiero durante un tiempo no sería algo fácil de llevar, pero me sobrepondría y hasta un Wilson me buscaría, de foto que llevar me quedaría con la de mi sobrina, en especial esa con su vestido verde y su corona de flores el día de mi boda, sí, así todo sería más fácil y ésta que escribe aquí, sobreviviría.

Cada vez que conozco a alguien que se declara incapaz de ser feliz me da tristeza pensar que quizás esa fuerza se pueda apagar algún día, a mi la llama se me ha intentado apagar en pocas oportunidades, aunque no lo ha logrado porque llevo toda mi vida alimentándola con amor ( soy de las afortunadas a la que mucha gente quiere y que, por encima de todo, quiere a mucha gente) y también siempre le he añadido esperanza a esa fuerza interna, la esperanza de que pase lo que pase todo siempre va a estar bien, sin importar que tan negro lo vea todo, todo siempre va a estar bien.

Eso es lo que creo que diferencia a los seres humanos, aquellos que en cada amanecer buscan un motivo para mantener esa fuerza interna creciendo y los que deciden que no los hay y se olvidan de mantener la llama viva, por eso la luz se apaga y así no hay caminos nuevos que recorrer porque cuando la oscuridad se presenta y no hay una luz que nos guíe, todo pareciera no tener sentido.

Una de las cosas a las que más temo en la vida es a la oscuridad, recientemente descubrí por accidente que es una conducta aprendida ya que las madres cuando creces y ya no tienen miedo a descubrirte sus temores, como la mía, te muestran el porqué de tantas cosas y el porqué de mi temor es porque mi madre tiene más miedo a la oscuridad que yo. Y eso no lo supe sino hasta hace poco. Visto desde mi presente es algo que le agradezco, y mucho, finalmente es ese mismo miedo a la oscuridad externa el que me ha hecho temerle aún más a la interna. Por eso cada día, sin importar que tan tenebroso parezca el panorama, cierro los ojos e intento encender esa luz que me lleve a dónde la felicidad me va a premiar. Y así me va.

Besos para todos. Feliz fin de semana.

17.10.10

¿Cuál es tu mina?

En uno de los viajes que er pisha de cai y yo nos hemos regalado después de la boda, llegamos hasta una de las maravillas naturales de esta tierra, Las Cataratas de Iguazú. Un espectáculo. Tanto como lo fue estar hace algunos años en el Salto del Ángel en mi país, Venezuela, y como fue visitar La Patagonia argentina este mismo año también.

Las Cataratas de Iguazú tienen dos lados, uno argentino y otro brasilero. Nosotros estuvimos en los dos. Fue estando en el lado argentino que conocimos a una pareja de sevillanos con los que vivimos de cerca presenciar esas cataratas por primera vez en nuestras vidas, en el recorrido para llegar a ellas el chico y yo conversamos un buen rato, hubo un buen feeling entre él y yo y creo que le inspiré la confianza suficiente para confesarme el motivo de su visita a ese lugar tan mágico: hacía algunos años que le habían detectado un cáncer que le había hecho pasar un período terrible de quimioterapia y llanto, de desesperación por no saber si sobreviría o dejaría a sus tres hijos pequeños huérfanos y a su esposa viuda con lo justo para vivir el resto de sus vidas, “qué fuerte pisha” cómo dirían en mi Cádiz.

En uno de esos días duros de quimioterapia, con el ánimo en el piso, decidió navegar por Internet para distraer al demonio que se te mete dentro cuando crees que lo has perdido todo, fue así que dio por casualidad con las Cataratas de Iguazú y en ese instante, maravillado por las fotos que veía, decidió aferrarse a ese cable ardiendo y prometerse a sí mismo que no sólo sobreviviría al cáncer sino que al hacerlo su primera misión de nueva vida sería visitar junto a su mujer esas Cataratas. Se comprometió consigo mismo que si lograba vencer a la muerte esta vez, viajaría más para ver todo lo que hasta ese momento se había perdido. Y allí estaba yo, caminando al lado de ese hombre que había ganado esa batalla, en su recorrido hacia el lugar que de alguna manera le había salvado. Sin buscarlo,yo era testigo de un milagro, no del milagro de alguien que se salva de la muerte, sino de alguien que abre los ojos y decide vivir sin importar cuánto le quede.

Cuando le conté al pisha de cai lo que había sucedido con este hombre, me dijo lo que él ya sabe hace mucho tiempo, que no entendía el porqué la mayoría de las personas sólo comienza a vivir cuando la muerte toca a su puerta. Cuándo la experimentan tan de cerca que se dan cuenta que es tan real, que te puede tocar incluso a ti. Lo paradójico es que la mayoría de las personas deciden vivir de verdad sólo cuando saben que en verdad se van a morir.

Lamentablemente para todos, corremos el riesgo de morir desde que nacemos y es muy arrogante pensar que siempre tendrás tiempo para hacer todo aquello con lo que soñaste porque no importa que tan especial te sientas, todos iremos a parar al mismo hueco. El problema está que pareciera que a muchos les falta su Wake up call particular para enterarse. Al pisha de cai nunca le hizo falta porque nació con un maestro de más de mil años de sabiduría en su alma (como le odio por eso), y a mí, ya me la hicieron dos veces desde que vivo así que cada minuto de mi vida es tan especial como todos los billones que espero me queden por vivir.

Vivir es una decisión personal, morir no.

Con estos de los mineros que mantuvo al mundo entero con la mirada en Chile, país al que por cierto también tuve la suerte de conocer este año, recordé al chico con el que caminé hacia Las Cataratas, el motivo fue porque entre lo poco que han declarado a la prensa de lo que sintieron estando allá abajo sin saber si saldrían o no, manifestaron el deseo infinito de vivir de verdad si alguna vez lograban salir de ese infierno. Ellos, que todos los días arriesgaban sus vidas en un trabajo que pocos desean, ellos, que tenían la muerte pisándoles los talones a diario, ellos, precisamente ellos, no se habían dado cuenta que vivir es una decisión personal, morir no.

¿Necesitas quedar atrapado en una mina durante setenta días para saber que viniste aquí a vivir y a hacer de cada minuto lo mejor posible porque no sabes si será el último? ¿Cuál es la mina que necesitas en tu vida para darte cuenta?

Yo mientras, me voy a arreglar que hoy cumple años mi cuñado y queremos celebrarlo, celebrar la vida que es lo que vinimos hacer aquí.

Un beso para todos. Feliz Semana.


Wake up call: es una llamada telefónica que pides que te hagan en un momento específico para que te despierten, se hace normalmente cuando estás en un hotel.

17.8.10

Lo más importante


Casarse, es un acto de amor. Decirle a la otra persona que la amas y tienes la mejor de las intenciones de que sea para siempre, haciendo partícipe de ello a tantas personas a las que quieres e invitas a compartir ese día, no puede partir de otra cosa que no sea del amor.


Con ello no quiero, si acaso, insinuar que quién no se case no ama, sería incapaz (por razones personales) de pensar algo así, sólo que estoy convencida que casarte, de todo corazón y estando convencido de lo que estás haciendo, es una consecuencia del puro e infinito amor.

Además de una fiesta. Qué, en nuestro caso, fue un tanto complicada para preparar, teniendo entre otras cosas familia y amigos de otros países que vendrían a Venezuela (un país con tan mala reputación en cuanto a seguridad) para vernos casar. La cosa no pintaba muy tranquila. Aún así decidí no preocuparme por eso hasta no verles llegar uno a uno al Aeropuerto Internacional de Maiquetía de Caracas. Para ello quedaban muchos meses y muchas cosas que preparar.

Durante los preparativos de la boda lo único que tuve en mente era que algo que el pisha de cai me repetía contínuamente:lo que realmente importaba para que la boda se llevara a cabo éramos él y yo. Lo menciono porque todos los que han pasado o están pasando por ese momento conocen muy bien el trabajo que implica preparar una boda y puede llegar a ser algo estresante sino se recuerda que sin importar qué tan grave parezca un problema que surja en el camino, lo único que necesitas para casarte es a la otra persona y, por supuesto, el amor que les une y les ha hecho tomar esa decisión.

Con mi hermana, que estuvo con nosotros en Cádiz durante parte del verano y otoño del año pasado, me senté varias veces en algún chiringuito a preparar una lista de todas las cosas que tendríamos que tener listas antes de la boda. Era una lista que abarcaba desde lo más simple hasta lo más importante. La lista era inmensa pero todo lo que habíamos escrito era fundamental.

Intentaba no asustarme.

Lo primero que teníamos que poner en papel era a quién invitar. Esto puede sonar muy simple pero en el caso del pisha de cai y del mío no lo era. Él, es de Cádiz, como su nombre bloggero indica, yo, de Caracas como todos los que me leen desde hace tiempo lo saben, hemos vivido buena parte de nuestras vidas en Holanda y juntos vivimos en Cádiz en la actualidad (aunque no parezca porque nos la pasamos viajando de aquí para allá). Eso, además de haber llenado nuestras vidas con cosas lindas que contar cuando lleguemos a viejitos, también ha traído muchos buenos amigos que no queríamos dejar de lado en un momento tan especial, el asunto era no dejar a nadie fuera y eso implicaba bastantes horas de trabajo para saber a quién incluir. No fue nada sencillo.

Mi hermana, el pisha de cai y yo, vinimos juntos a Venezuela a finales de Octubre del 2009, la idea era estar durante varias semanas preparando las cosas más importantes de la boda; el sitio, como lo relataba en un post anterior, ya lo teníamos, ese mismo sitio se encargaba de la mayor parte del decorado y de toda la comida, ellos nos refirieron a otro lugar donde teníamos que escoger los manteles ellos a su vez podían encargarse de las flores, una de mis hermanas nos asesoró con respecto a la música, mi otra hermana y mi madre nos ayudaron muchísimo haciendo visitas en muchos lugares que nos recomendaban (la más dulce de todas fue a la persona a la que finalmente le encargamos los postres) una cosa llevaba a la otra y todo parecía salir sin problemas porque contábamos con mucha ayuda y principalmente porque estábamos dispuestos a escuchar a todo el que nos quisiera asesorar. Creo que esa fue la clave.

Mi familia, el pisha de cai y yo decidimos irnos a La Isla de Margarita con la excusa de pasar unos días de playa pero con el objetivo principal de comprar el whisky y el champán para la fiesta (es puerto libre). Fue un viaje muy bonito, estuvimos varios días todos juntos, excepto mi hermano que tenía que trabajar, al final la excusa de comprar el licor nos vino bien a todos porque nos relajamos por un rato de los preparativos.

En tan corto tiempo, tantas visitas a tantos sitios y tantas cosas por ver, probar o aprobar no fue un trabajo fácil, aunque había algo que lo hacía muy especial y era el saber que estaba en mi tierra organizando algo que en pocos meses se convertiría para todos en un día tan especial y eso me entusiasmaba a levantarme todas las mañanas para aprovechar al máximo todos los días que estuve en Caracas.

Volvimos a Cádiz con la certeza de que habíamos logrado ver casi todo lo que queríamos y con ello teníamos un buen principio. Por muy duro que se trabaje para una boda creo que durante todos los meses previos a ese día casi todo el mundo tiene la idea de que falta por hacer mucho más de lo que en realidad queda. Y esa sensación no se va tan fácil. Yo la tuve hasta un mes antes de la boda cuando tuve que organizar hoteles, viajes y muchas cosas más de todos los invitados que venían del extranjero, estaba tan ocupada con todo eso que me olvidé de pensar si me faltaba mucho por hacer o no. Mucha gente no supo cómo aguanté toda esa presión y podía sonreír sin mostrar ni un poquito del estrés al que estuve sometida, más por la logística de nuestros invitados que por nuestra boda en sí. Visto en la distancia, creo que todo lo que tuve que hacer por nuestros invitados me vino muy bien porque no me angustié por tonterías, simplemente no tenía tiempo.

En el mes de Septiembre del año pasado decidí tomar un período de seis meses y medio de descanso laboral, que llegaría un mes y medio antes del día de la boda, el quince de marzo de este año para ser precisa. Eso me daba ánimos cuando pensaba que el tiempo no me rendiría para preparar la boda como debía, lo que no sabía era que el período laboral previo a mi descanso sería el más estresante que recuerdo desde que trabajo en mi empresa. Mi cabeza estaba al diez por ciento en la boda y el otro noventa por ciento en el trabajo. Así que no fue un camino de rosas pero tampoco me desanimó porque al final del día recordaba que lo más importante para casarme, tal y como el pisha de cai me repetía contínuamente éramos él y yo. Lo demás vendría por añadidura.

Y así fue.

Este relato comienza con el post publicado el 28 de mayo de este año ¨Las cosas que nos unen¨, si lees todos los posts en ese orden, éste tendrá más sentido.