Había algo en los padres de mi amiga que me generaban una sensación de tranquilidad y felicidad cada vez que luego de clases me iba a su casa un rato. La mamá (cuyo nombre no recuerdo porque siempre le llamaba por el respetuoso Señora seguido de su apellido tan del norte de España de donde había venido junto a su esposo un Señor gallego que siempre me pareció tan amable como ella) nos preparaba la merienda en cuanto llegábamos a su casa y eran las mejores meriendas que recuerdo de mi etapa de adolescente, quizás es porque mi madre como buena venezolana nos daba merienda de niños pero al pasar a la adolescencia no lo vio necesario y por eso no supe lo que era merendar en mi casa al pasar a esa etapa de mi vida, en Venezuela por lo general se hacen 3 comidas al día y dependiendo de la casa solo dos porque en la cena siempre se come algo ligero, normalmente no se cena fuerte, bueno tampoco puedo generalizar porque eso varía de región a región también, sería un error grande hablarles de que todos lo hacen cuando mi todo es mis amigos y la familia que afortunadamente me tocó, pero esas son las meriendas que recuerdo luego de mi infancia, las de esa Señora, escribiendo este post recuerdo su café con leche, su pan que siempre estaba "calentito" como ella decía, sus "tartas" que eran receta de su madre y que ella había salvado antes de venirse a vivir a nuestro país, pero sobre todo lo que más recuerdo son esos abrazos que nos daba al entrar a casa y como nos besaba tres veces en la misma mejilla con mucha fuerza, de la misma manera en que lo hace Blanca Portillo en la película de Pedro Almodóvar " Volver", de la misma forma que un chico con Síndrome de Down que me presentaron recientemente lo hizo mientras me abrazaba con mucho cariño y de la misma manera que lo hace mi madre luego que le hago reír por alguna cosa tonta de esas que le cuento para que se ría y me premie con besos.
Me sentía en casa con ellos, su padre era un ser tan inteligente y sensible a la vez, en su casa se veían colgadas muchas pinturas que él pintaba en sus ratos libres y que para mis ojos de aquel momento veía llenas de talento, mi amiga tenía una hermana que se había graduado con honores en una de las universidades más prestigiosas del país y un hermano que no sólo era muy simpático sino además muy inteligente, yo entraba allí y era entrar a una de estas películas gringas ambientadas en los años 50 en donde todo era perfección, yo incluso le ponía música en mi cabeza acorde con cada momento para lograr el cuadro perfecto en esa casa, se respiraba paz y amor.
Mi amiga no comía, en aquella época nosotros no llamábamos a nadie anoréxico ni menos se nos ocurría hablar de eso, yo que pasaba tantas horas con ella notaba que no comía pero no me pregunten porqué nunca lo vi como algo malo, sólo era mi amiga la que no comía nisiquiera cuando su madre preparaba aquellas meriendas de campeonato. Si notaba que su madre le pedía que comiera y ella insistía que estaba llena, y me miraba y me hacía un guiño con su ojo izquierdo que me hacía indirectamente cómplice de algo que en aquel momento me parecía una cosa inocente y sin mucha importancia.
Su hermana tenía algunos kilos de más para el modelo estricto venezolano que creo ha existido desde antes que nuestra Maritza Sayalero fuera coronada Miss Universo en el '79. Y ella, la hermana de mi amiga, una chica hermosa a la que la línea nunca le preocupó, comenzó a sufrir al pasar a una etapa donde sí la juzgaban por sus kilos de más y donde casi ningún hombre parecía importarle todos los honores con los que se había graduado en la universidad y todos los idiomas que hablaba o todo lo que hacía reír a la gente con sus ingenios. A mí ella me parecía una de las mujeres más hermosas que había conocido, una de las más inteligentes y a su vez una de las más graciosas, nos reíamos mucho juntas, ella nos ayudaba a hacer las tareas y siempre se le ocurrían cosas muy buenas para los proyectos que presentábamos. Pero tenía un complejo enorme con sus kilos de más, siempre hablaba de ello, aunque su hermana, mi amiga, siempre le decía que se veía muy bien y que no era gorda, a lo que ella respondía "lo dices muy fácil porque tienes un cuerpo delgado, no sabes lo que es ser gorda y vivir con ello, no intentes consolarme yo soy gorda, como desearía estar delgada como tú" era muy duro cuando estas conversaciones sucedían porque yo lo veía muy claro para mí era una mujer hermosa que no veía lo hermosa que era, y eso amigos míos, es una cosa difícil de solucionar.
Al graduarnos les perdí la pista, sobre todo porque mis padres se mudaron a otra parte de la ciudad, bastante alejada de donde ellos vivían . Un día después de algunos años volvimos a vernos, yo decidí llamarles para pasar a visitarles, al llegar a su casa todo lucía muy parecido a la última vez que había entrado allí pero había algo extraño en ellos que no pude explicar a la primera. Ella, su madre, no me besó de la misma manera, sólo me abrazó con tristeza y me dijo que me sentara, me preguntó si quería un café y le dije que sí, al probarlo supe que eso no había cambiado para nada, el sabor seguía siendo el mismo, sentí ese alivio que se siente cuando las cosas parecen no cambiar mucho. Su padre tenía esa sonrisa de siempre y como siempre me hablaba como si el mundo lo hubiera inventado él, escucharle ha sido siempre un placer, pregunté por ella, mi amiga, y me dijo que se había casado y había tenido un hijo, "sí, de eso sí supe, lo vi por la tele" y es que mi amiga se había casado con alguien famoso en Venezuela, "pero no resultó y se divorciaron", eso ya no lo sabía, "lo siento por ella" les dije, "resultó que él se casaba para tapar su homosexualidad y usó a mi hija que le descubrió en la cama con su mejor amigo, es decir, el compadre de ambos, ella ha vuelto a casa porque no quiso ser parte de ese show y ahora vive ella y su hijo con nosotros, nuestro nieto, que es guapísimo, se parece a ella", sinceramente me dejó sin palabras, era mi amiga, una muchacha para la que yo soñaba un futuro cercano mejor, por eso me había alegrado tanto al saber por la tele que se había casado con quien lo había hecho y por eso me molesté tanto al saber que su matrimonio había sido una farsa.
Pregunté por su otra hija, porque vi una foto donde la vi tan hermosa como siempre pero muy delgada, estaba junto a otras fotos de ella en el centro de la mesa de la sala, "ella murió" me dijo su padre con una voz seca que aguantaba un llanto, " murió??? pero cómo?" e inevitablemente me puse a llorar como si todo el llanto de mi vida se fuera a acabar en ese momento, no pude evitarlo, me dio un poco de verguenza causarles más dolor con mi llanto, su madre me abrazó y me dio los tres besos en la mejilla seguidos de lágrimas "nos la mataron" me susurró al oído. Sentí morir, creo que ese momento nunca lo olvidaré. Su padre me contó toda la historia y debo reconocer que lloramos todos, por mucho rato, mientras nos agarrábamos de las manos sin soltarlas.
Ella, había conocido a un hombre que era inteligente, simpático y que físicamente no estaba nada mal, él la enamoró en poco tiempo y la embarazó, ella estaba loca por él y no le importaba nisiquiera que él no quisiera trabajar y decidió pagarle todos sus caprichos, ella era feliz así y aunque sus padres veían cosas que no le gustaban como él no le hacía daño físico sino que ella parecía feliz así, pues se hicieron la vista gorda, tuvieron dos hijos y un día ella volvió a casa, se divorciaba, ellos no hicieron preguntas porque estaban felices con ese milagro y se dedicaron a cuidarla y quererla como siempre, aunque ella con los días empezó a enfermarse, se sentía débil. Empezó a perder peso, y convenció a sus padres que todo era debido a una dieta que estaba haciendo, le creyeron. Los padres habían comprado una casa en la playa y pasaban largas temporadas allí, volvían a Caracas y se veían muy seguido, en la playa y en Caracas. Un día ella fue de visita a la playa, y el padre mientras me relataba ese encuentro me ubicaba en el sitio, en el momento, de una manera indescriptible, era como si yo hubiera estado allí, con ellos (intentaré escribir tal cual como me lo relató):
" Hija, estás muy delgada, ya creo que te has pasado con la dieta" "Papá no exageres, cuando me pasaba de kilos todos me decían algo y ahora que estoy delgada también, nunca están contentos", "nosotros no, nunca te dijimos nada para nosotros siempre estás bella con kilos de más o de menos, pero pienso que ya está bien de perder peso" "papá, nunca supe lo que era estar delgada y te puedo decir que nunca me sentí tan contenta con mi cuerpo estoy contenta de saber lo que se siente que toda la ropa te quede bien" "pero hija a ti siempre la ropa te quedó bien, eres hermosa, no lo entiendes?" "bueno, ahora me siento hermosa, que es distinto, papá quería decirte que ustedes han sido unos buenos padres y pase lo que pase quiero que cuiden siempre de mis hijos" "pero bueno mujer, eso ni hablar, tú eres quién cuidará de nosotros que ya nos hacemos viejos, y esas manchas en tu cuerpo qué son?" " unos mosquitos que me picaron en esta playa papá, que es muy bonita pero no veas que de bichos!" se rieron, y yo siento que al escribirlo les escucho reír en aquel momento, e intento quedarme con esa risa en el alma.
Una semana después ellos, los padres, volvieron a Caracas, recibieron una llamada de emergencia, llegaron directo a la Clínica. Ella, moría, su ex-marido tenía una afición que ella descubrió muy tarde, le encantaba ir a bares de mala muerte donde muchas mujeres hacían lo que fuera por algo de dinero, y fue allí donde él se contagió, al descubrir que él estaba enfermo se hizo las pruebas ella y al saber que también tenía esa enfermedad decidió separarse y volver a casa, "papá en mi mesa de noche hay unas pruebas de laboratorio que nos hicieron a él y a mí, por las fechas te das cuenta que su enfermedad se la descubrieron antes, él no morirá tan pronto como yo, él será portador pero no va a morir tan rápidamente, pero me ha dicho que cuando yo muera intentará alegar que él no está enfermo y que la que se contagió fui solo yo, porque era una cualquiera, es su manera de quedarse con los niños y con el dinero que yo les dejo, pero esas pruebas harán que mis hijos permanezcan con vosotros".
Al poco tiempo Ella murió.
Salí de aquella casa muy triste, lo que tenía en mente que sería el futuro de aquella familia que siempre me pareció muy perfecta y lo que vi en mi última visita era tan distinto, que no pude evitar sentir rabia por la vida y de cómo a veces el destino juega pasadas horrendas en los lugares más inesperados.
Hoy en día los niños viven con sus abuelos, ganaron el juicio con aquella prueba. Ellos lloran al recordarla, y yo, hoy también.