Entre rebautismos y adopciones
El lunes pasado asistí a mi primera clase del nivel III de Italiano. La verdad es que quedé en este grupo de chiripa, porque como siempre, dejé todo para última hora, y parece que este año a todo el mundo le dio por seguir el curso (porque el año pasado el tercel nivel era el menos solicitado). Cuando llegué al aula (ahogada porque las escaleras del Instituto: cónchale son interminables!!!) lo primero que se me sale cuando le hablo a la profe es un saludo en Holandés, y trato de corregirlo y me sale mitad Italiano mitad Holandés, la tipa me mira con cara de pocos amigos, y yo que me bloqueo y solo me sale algo en venezolano, que ya no recuerdo, en un intento absurdo por saludar en Italiano, tremendo comienzo pensé yo, pensará que me equivoqué de grupo...
Me siento, y saco el montón de libros que llevo a la clase, y los pongo en la mesa, bien esparciditos para así por lo menos aparentar que algo debo saber... al ratico se me sienta al lado, un holandés que dice llamarse ROBERTO, y me empieza a interrogar de cosas que sinceramente no puedo contar bien ni en mi propio idioma, intento responderle en italiano y de buenas a primeras me siento agobiada, porque era incapaz de explicar nada de nada... Llegó un momento en el que solo veía que su boca se movía y de pronto vi como si algo le empujara lejos de donde yo estaba, sí, sé que no estaba pasando y él seguía allí, interrogándome, pero mi mente me volvió a jugar una mala pasada y yo al chamo le veía lejos y no le podía entender nada de lo que me decía... Sudando y con la respiración sin normalizarse, no sé en que momento volví a ser gente, y de repente, un milagro volvió a pasar en mi vida, y en algunos segundos comencé a comprenderle... sí!!! Me preguntaba mi nombre!!! Y lo le podía responder!!! Pero se me quedó la cara de ponchada en cuanto el tipo me lanza la pregunta: pero cuál es tu nombre en italiano? Porque yo no me llamo Roberto, a mi me pusieron así la semana pasada porque la profesora dice que todos debemos tener un nombre que suene bien en Italiano (eso lo había dicho ella en la primera clase a la que yo no asistí...) entonces mis nervios volvieron a atacarme, y cuando ya casi que me desmayaba me acordé de ese segundo nombre que mi mamá me puso y que casi nunca uso porque mezclado con el mío suena un pelín raro, mira por donde y le encontré un uso: TERESA, le dije ese es mi segundo nombre. Teresa? Dijo mi profe, sí, suena muy italiano muy bonito (para que después digan que un segundo nombre sobra...)
Finalmente mis neuronas empezaron a funcionar poco a poco, y recordé lo poco o mucho aprendido en estos últimos dos años de curso, y empecé a soltarme con esa lengua (era yo de nuevo!!! jijijiji) Y finalmente el Roberto fue bombardeado por mis preguntas y me contó su motivo para estar en el curso, resulta que nació en Italia, y se quedó huérfano de padre y madre, terminó en un orfanato y con el tiempo fue adoptado por Holandeses, él decidió aprender el idioma de sus padres italianos para poder acercarse más a la cultura en la que nació y siente que pertenece a medias, aunque el destino le llevó a otro lado, cosa de lo cual está muy orgulloso porque con sus padres holandeses y en Holanda ha sido siempre muy feliz, a este punto del cuento ya yo estaba llorando, se me salieron las lágrimas y le expliqué que yo no era tan sensible (a quién pretendo engañar? soy una magdalena, y quién no con una historia así???)
Me dijo que él era rico en culturas, porque tenía la holandesa por adopción y la italiana por naturaleza, así que el aprender italiano le acerca más a su objetivo: conocer como sería su familia de nacimiento si aún existieran (Dios, como pensé en mis padres y volví a agredecer por ser su hija)
Yo le dije a él (intentando poner algo de humor entre tanto lagrimeo) que la tiene un pelín fácil porque si hubiera sido venezolano y tuviera que acercarse a nuestra cultura, lo habría tenido más peluo (difícil, quiero decir) tendría que haber aprendido castellano pero venezolanizado (ná peluza), luego nuestra música que es extensa, los chistes con doble sentido , los refranes!!!, entender al Conde del Guácharo en vivo desde Miami o Tucupita, saber que una cola no es lo que pensábamos hasta intentar llegar de Chacao a La Paz en horas pico, que tenemos miles de formas para decir te quiero y que podemos ser felices aunque estemos a primero de mes y ya nos hayamos gastado la quincena....
Pensé por un segundo, que era muy afortunada, no sólo por nacer venezolana sino por no tener que re-aprender a serlo...
De Peligro a Pele el Ojo (o como el venezolano usa refranes para explicar lo inexplicable) : uno no elige donde nace, pero sí donde quiere pertenecer.