20.1.10

Marlene

Durante los días que estuvo parte de mi familia aquí en Diciembre, mi madre y yo nos vimos un reportaje que, la verdad, nos dejó muy tristes.
Era sobre una mujer boliviana,muy pero muy pobre,madre de 5 hijos, cuya vida diaria giraba entorno a sobrevivir en una mina donde trabajaba para mantener a sus hijos.

Como hay gente para todo, yo sé que quizás oír hablar de una mina para algunos no suene a un trabajo tan difícil, les aseguro que al ver lo que yo vi es casi imposible imaginar que una mujer en este planeta tenga un trabajo más duro que ese, esa mujer trabajaba a muchos metros de profundidad y tenía que meterse en una posición parecida a la fetal en un hueco donde sólo entraba ella y excavar con sus manos metros y metros de tierra hasta encontrar aquello que la mina explotaba (lo siento no recuerdo lo qué era, estaba muy afectada viendo todo aquello), allí en ese hueco sacando algo por lo que le pagarían como mucho 2 euros, aquella señora llamada Marlene pasaba como mínimo 12 horas y podía incluso llegar a 24. Todo esto sin comida ni agua porque lo único que llevaba para mantenerse en pie era hoja de coca, la que masticaba durante todo ese tiempo para suprimir el hambre y tener energía.

Añadiendo más desgracia a su tragedia tenía un ex marido borracho y maltratador que la visitaba una noche sí y otra no amenazándo a toda la familia de muerte y en especial a Marlene a la que consideraba una mujerzuela, ella que irónicamente respondía a la chica que hacía el reportaje a la pregunta de porqué no se prostituía en lugar de trabajar en la mina de una forma tan dura, que ella no se prostituía porque luego no podría mirar a sus hijos a la cara y ya no le respetarían, por eso prefería vivir a diario el infierno de la mina, por ellos, por sus hijos.

Yo a estas alturas de reportaje, no paraba de llorar, mi madre era un poco más fuerte y emitía comentarios que intentaban alentarme entre tanta tristeza.

El reportaje también mostraba como Marlene gastaba en pocas horas su salario del mes en cosas esenciales para vivir como bañarse, sí, ella tenía que pagar para que sus hijos pudieran bañarse con agua caliente una vez al mes en la ciudad, porque en las montañas frías donde ellos viven, no tienen ese lujo que otros podemos desperdiciar tan fácilmente en otros lugares de este planeta tan injusto.

Algo que me llamó muchísimo la atención fue ver que mientras realizaban el reportaje los hijos de Marlene, que se conforman con un par de zapatos nuevos en mucho tiempo (porque mientras sirvan aunque les queden pequeños usan los mismos) y tienen muy pocas cosas materiales, sonreían a diario.

Cuando le preguntaron a Marlene qué era la felicidad para ella, no supo que responder. Su conclusión es que no sabía lo que era, decía que quizás si no tuviera que trabajar en la mina y pudiera estar más tiempo con sus hijos pues lo sabría, pero su vida era una sobrevivencia diaria y en esas condiciones, a ver a quién retamos para que lo sea.

La reacción lógica de mucha gente al ver una historia como la de Marlene y su familia es recordar lo afortunado que se es, con lo poco o mucho que se tenga, muchos jurarán no volver a quejarse de nada e intentar al día siguiente ser un poquito más felices recordando la miseria qué tiene Marlene y de la que, ¨Gracias a Dios¨, no son parte.

Yo no, o por lo menos así lo intento.

Yo intento no compararme con la gente que está peor para sentirme mejor, yo me siento bien como estoy sin necesidad de compararme con nadie, mejor o peor, a mí lo que me produce ver algo así es mucha tristeza al saber que no puedo hacer casi nada para mejorar la vida de una mujer como Marlene, eso sí que me hace sentir mal y por eso lloro.

Lloro al ver que hay tanta gente en este mundo que ha nacido donde ha nacido y están condenados a una vida de miseria y hambre, y yo, desde mi casa, no puedo hacer más nada que donar un dinero a través de una página que intenta ayudar a mujeres como Marlene y tantos otros.

Es lo que me pasa con Haití y todo lo que ha sucedido, mi donativo está en camino, pero me siento muy impotente al ver que mucha gente morirá y nosotros, los de a pie, no podremos hacer nada para impedirlo. No tenemos ni el poder ni el dinero suficiente para lograrlo, aunque donemos, no podemos solucionar enteramente la vida de tantos y tantos.

Yo en estos momentos es que no entiendo que alguien con muchos millones de millones no tenga la voluntad de ayudar a los demás. Nunca lo podré entender. Por eso me alegro cuando la gente millonaria dona millones, eso es lo que debiéramos hacer todos, ayudar en la medida que podamos hacerlo, porque si esperamos a que los gobiernos solucionen esos problemas de pobreza que le pese a quien le pese, son un problema de gobierno, pues nos quedaremos sentados porque nunca lo harán, la pobreza es un mal que para muchos gobiernos es necesario.

Lo triste no es que te suceda una tragedia en Haití, lo triste además es que seas pobre y no tengas cómo conseguir una medicina que evite una infección y te tengan que cortar un brazo o una pierna por eso.

La miseria de la gente y sus países queda al descubierto ante una tragedia.


Un beso. Ando de capa caída.

p.d.: para todos aquellos que quieran ver el reportaje sobre Marlene, pinchen aquí (son ocho videos)

p.d.1: si quieren ayudar a Marlene y a otras mujeres en su misma situación pinchen aquí, tenemos hasta el 29 de enero para donar todo lo que nuestro bolsillo nos permita

p.d.2: si quieren ayudar a Haití hay cientos de fundaciones con las que se puede colaborar.

p.d.3: a los venezolanos que por motivos de control cambiario quizás no puedan colaborar, en Venezuela hay muchas asociaciones que están en situaciones extremas porque no tienen mucho dinero y necesitan ayuda para seguir en su lucha. En casa también nos necesitan.

7.1.10

No llores Tata

Mi familia ya ha vuelto a Venezuela. Mientras escribo esto van volando rumbo a la tierra que me vio nacer.

Hemos pasado unas navidades buenísimas y de cada minuto hemos exprimido hasta el último juguito. Nos faltaron un par de cosas que teníamos planeadas pero siempre nos gusta dejar algo que hacer para la próxima, así nos aseguramos el volver a repetir ciudad y compañía.

Todas las noches antes de irse a dormir al apartamento donde mi hermana, mi cuñado y mi sobrina se quedaban mientras pasaban las vacaciones aquí,en Cádiz, yo me hacía la que lloraba mientras le repetía a mi sobrina " no te vayas Victoria que tú eres chévere". Ella con toda la inocencia que los niños tienen venía y me hacía cariño mientras me repetía " no llores Tata, yo vengo en un ratito, el viernes".

El viernes para ella será un día en el que solo jugamos y la pasamos bien porque eso es lo que hacíamos juntas al día siguiente, ese día que siempre era viernes.

Esta mañana mi hermana que está en Venezuela y que conoce todos los cuentos de estos días navideños me mandó un mensaje a mi blackberry:
"no llores tata".

Se me arrugó el corazoncito al saber que ella entiende muy bien lo que siento sin mi pichurrita y toda mi familia en casa.

Lo único que me consuela es que en un ratito será "viernes" y nos volveremos a ver.

Feliz 2010.