Los despechos con rancheras y todo...
cómo me gustan!!!
Y me lo recuerda Alejandro Fernández escuchando su CD " México-Madrid: En Directo y Sin Escalas".
La culpa de mi gusto al despecho mezclado con rancheras la tiene mi propio padre.
Cuando éramos niños viajábamos al pueblo de mis padres durante las vacaciones de la escuela en Julio, Agosto y Septiembre (esas sí que eran vacaciones escolares!!!) algunas veces el trayecto lo hacíamos en el auto de mi viejo y duraba más o menos unas doce horas,con sus respectivas dos paradas largas obligadas una en Valencia a desayunar unas empanadas y otra llegando a Barinas donde normalmente almorzábamos algo que siempre estaba mejor que la última vez que habíamos comido allí, es que esos restaurantes de carretera donde se encuentran todos los viajeros que van o vienen pero con hambre o sed, tienen un sabor único e inolvidable aún después de los años y la distancia.
Durante el largo camino que separaba Caracas de la ciudad andina donde nos esperaban los abuelos, tíos y primos emocionados por nuestra llegada que era normalmente el principio de las vacaciones oficiales para todos porque allí nadie volaba una cometa gigante (y cuando digo gigante, es GIGANTE quizás pasaba de 1.60 de alto) que sólo nuestro tío el carpintero sabía hacer , o se bañaba en el río con TODA la ropa puesta o se tiraba por esos montes a correr y correr por horas unas veces siendo el perseguido y otras el que perseguía, allí nadie se quedaba a la luz de la luna echando cuentos de muertos y aparecidos, nadie, nadie, hasta que nosotros, los primos de Caracas, llegábamos a pasar los que serían los mejores meses de nuestros años de infancia, fue durante esos largos trayectos que me conducían al pueblo, donde mi padre ponía una y otra vez sus canciones favoritas (de despecho y lágrimas) donde yo me aprendí TODAS las canciones de despecho que me conozco en la vida, pero me las aprendí como se deben aprender, sintiéndolas, con el alma arrugadita ante un dolor que aún siendo ajeno para una niña como yo, lo sentía tan cercano que irremediablemente me hacía llorar una y otra vez mientras las cantaba.
Y es por eso, por haber aprendido a llorar sin haber tenido un despecho, que cada vez que escucho esas canciones esté despechada o no sufro y me dan ganas de llorar como la que se lamenta por el amor que no la quiere, al ' pisha de cai' le costó entenderlo porque me veía cantar esas canciones con tanta pasión y dolor que hasta el que menos quisiera pensarlo, pensaría que sufro por el amor que se fue si me oye cantar, con los años que llevamos juntos y tantas pero tantísimas veces que me ha visto cantar estas canciones (sobre todo cuando viajamos juntos porque esa costumbre no se me va y espero no se me vaya nunca) ha aprendido que en mi caso canciones con despecho es igual a nostalgia por la infancia y sus viajes de carretera.
Viajando de Málaga a Cádiz, en auto, mi hermana mayor me preguntó que estaba escuchando en mi Ipod, le puse el audifono en el oído y justo en ese momento empezó Alejandro Fernández a cantar: "perdóname mi amor por todo el tiempo que te amé te hice daño", a mi hermana los ojos se le desorbitaron y pocos segundos después de un intercambio cómplices de mirada de dos niñas que aprendieron en su infancia que viaje en carretera es igual a música de despecho que tanto le gusta a papá, pues empezamos como locas a cantar la canción entera, con la misma pasión que tendríamos si nuestras parejas nos hubieran dejado para siempre justo antes de ese viaje, y así seguimos todo el camino cantando una tras otra, sin importarnos el resto de los pasajeros-familiares que estaban con nosotras, lo hicimos tal cual como si en vez de en un auto, en aquel justo momento estuviéramos detrás de la barra de un bar con una rockola de esas que no han actualizado en años y que nadie espera que lo hagan....
Cuando yo escucho a Maná cantar la canción " Se me olvidó otra vez", haciendo el esfuerzo más grande del mundo (y miren que lo he intentado) no puedo cantarla tan rápido como ellos, eso sería como dejar el amor, el tequila, el llanto y el despecho a la mitad, no puedo! y no puedo porque mi versión, esa que siempre estará en mi alma, en mi mente y mi corazón, la canta la maravillosa Lucha Villa lentamente y con todo el dolor que se siente cuando terminas con alguien que sabes que no volverá, que nunca te quiso y que al final sólo tu amaste.
Cada vez que vuelvo a Venezuela y salgo con mi padre de paseo en el auto, estando los dos sólos, él pone toda su música de despecho a sus anchas porque conmigo es libre de escucharla una y otra vez, siento que mi viejo es feliz viéndome cantarlas y eso me hace muy feliz a mi también porque un hijo se siente completo haciendo feliz a sus viejos tanto como ellos a uno (y al que diga que no, le saldrá un orzuelo, así que mosca!). Siempre que salimos con mi mamá, que para ser sincera no es muy adepta a escuchar todas las canciones una y otra vez, mi viejo le dice: " vieja, yo pongo la música porque a la niña le gusta" y ella se queda tranquila y no se queja (tan bella) pero al final es cierto, lo que mi padre dice es muy cierto, me gusta, porque me devuelve a una parte de mi infancia y despecho temprano que nunca quisiera olvidar.