Mi hermana y yo!

Justo antes de navidad mi hermana menor me dio la sorpresota de que vendría a pasar conmigo unos buenos días, al principio me puse nerviosa porque su visita era inesperada, incluso tenía mi viaje planeado a Barcelona,pero ella, finalmente se adaptó a mi agenda, y nos reunimos en Barcelona, donde sinceramente la pasamos demasiado bien, recorriendo todo con ojos de niñas y tratando de memorizar todo lo vivido para recordarlo cuando estemos viejecitas y necesitemos de la memoria para mantener vivos los viejos tiempos.

Luego de la promesa de volver juntas a Barcelona y de unos días inolvidables, regresamos a Amsterdam. En estas últimas dos semanas hicimos muchas cosas juntas, pero lo fundamental fue reencontrarnos, y no hablo a nivel físico, sino espiritual.

Mi hermana adora Holanda, ella tiene una conexión gastronómica con todos los países que ha visitado, y sabía exactamente todo lo que quería comer justo antes de llegar, en España comió muchas de las cosas que ya había probado en su último viaje, pero dejó muchas porque el tiempo no estaba totalmente a favor de su paladar, pero en Holanda se desquitó y entre Waffles, Soesjes, Vlaamse Frites y Poffertjes pasaron sus días en este país. Esta no es su primera visita, y tampoco la última porque Amsterdam le brinda una paz y tranquilidad que ella dice necesitar muy de vez en cuando, especialmente en estos días en los que parece que las cosas en nuestro país no prometen el futuro que ella sueña... ya veremos, le dije y le sigo insistiendo.






Dos días antes de su regreso a Venezuela fuimos juntas al Jardín Botánico de Amsterdam, "DE HORTUS", nos paseamos como locas por toda la naturaleza que recrean, y sentimos una sensación inmensa de alegría adentrándonos en una selva, justo al entrar le dije: "me recuerda nuestra visita al Salto Angel, huele igual, se oye igual", y ella me dijo "sí!, es como si estuvieramos subiendo al mirador del Santo Angel por segunda vez". Se nos dibujó una enorme sonrisa en la cara, aunque se volvió un poco mueca al abrir la puerta y volver al fríiiitooo holandés.... pero no nos importó tanto y ella procuró no quejarse del clima en toda la tarde, no lo hizo allí, ni llegando al Museo Judío, ni al subirnos al bote que nos llevó por todo Amsterdam, comimos Waffles, y nos fuimos a casa, al final fui yo la que terminé quejándome: "hace frío, hace frío...." lo que causó en ella una gran carcajada...

Justo un día después de su regreso a Venezuela, en Holanda tuvimos unos vientos huracanados que se llevaron algunas vidas, irónicamente yo tenía un Huracán en mi corazón desde un día antes de su partida, ahora todo ha vuelto a la normalidad, no hay huracanes fuera, ni dentro, todo sonríe, y sale el Sol, recordándome que dentro de poco le veré nuevamente y que no hay motivos para estar tristes.



De Peligro a Pele el Ojo (o como el venezolano usa refranes para explicar lo inexplicable) : con el tiempo, la distancia ya no es la misma.