
En Holanda, es difícil que los holandeses te digan un
piropo, bueno, en realidad, es casi imposible. Los holandeses, a diferencia de los venezolanos, nunca aprendieron el arte de
piropear, de hecho, les tiembla la voz cuando intentan enamorarte con frases que a la mayoría de los venezolanos les salen con tanta naturalidad.
Tengo contada con las dos manos la cantidad de piropos que algunos holandeses me han dicho desde que vivo aquí. Y miren que ya casi que cumplo 9 años por estos lares.
Yo siempre digo que en Venezuela El Piropo es el único medidor fiable (yo le llamo de broma también varónmetro) que tienes para saber, por ejemplo, si esa blusa que te compraste fue la mejor elección, si te la pones y al salir de tu casa no te dicen nada en 15 o 20 minutos, entonces amiga, devuélvase a su casa a cambiársela que esa blusa no va pa'l baile.
Cuando vivía en Venezuela nunca le di a los piropos la importancia que tienen para arrancarnos a todas las venezolanas las sonrisas, porque he de confesar que muchos son super creativos. La última vez que estuve en Venezuela hubo dos cosas que conté a diario: la cantidad de piropos que me decían y los jugos de frutas naturales que me tomaba, sinceramente eran las dos cosas que casi no tengo en Holanda y de las que quería recibir en exageración para llenar ese cupo de vanidad y vitamina que todo cuerpo que se respete necesita.
Yo sé que a muchas mujeres no le gustan que las piropeen en la calle, yo no me caigo a mentiras, a mí siempre me ha gustado y desde que vivo en Holanda aún más (por aquello de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde). En Venezuela sino te piropean, simplemente es como sino existieras, aquello de los piropos es tan parte de nuestra cultura que ya ni te lo planteas, es tan del día a día como las colas del tráfico y por ello llega un momento que no te molesta.
La primera vez que me piropearon en Holanda casi me desmayo, recuerdo que al cruzar la esquina y cuando ya no me veía aquel hombre que me había piropeado, me puse a saltar como loca de la alegría y repetía a grito pelado: Sí, Sí, Sí!!! No dormí aquella noche de la emoción.
Aquí en Holanda la cosa es tan grave con los piropos que ni los albañiles lo tienen como costumbre, y eso, es para tener miedo.
Pero Dios existe
Un día viniendo de mi escuela de italiano, cerca de las 9.30 de la noche, pasé por una de las calles de tiendas más importantes de Amsterdam y sorpresa la mía al darme cuenta que los señores que recogen la basura en esa calle a esa hora
todos todos pero que toditos se acercaron a mí para decirme un piropo, todos a la vez, la experiencia fue tan satisfactoria (por aquello de que lo que no se tiene se extraña), que a la semana siguiente esperé en la esquina de la misma calle a que llegaran esos hombres a recoger su basura nuevamente y al verles llegar me puse a caminar por la misma calle
haciéndome la loca como la que pasaba por casualidad y pude comprobar una vez más que aquellos holandeses sí que
PIROPEABAN!!! porque si lo hicieron una segunda vez y, con tanta naturalidad, entonces concluí que lo hacen siempre...
Es por eso que cada vez que necesito de esos piropos tan al estilo venezolano, me voy a la misma hora a esa misma calle y espero mi descarga de piropos por parte de los que limpian esta ciudad, siempre que lo hago me siento como en Venezuela y pienso que ya no me hace falta ni comerme una
arepa en el próximo mes porque ellos llenan mis venas de todo ese venezolanismo que mi cuerpo necesita a diario.
La Alcaldía (Ayuntamiento) de Amsterdam ha lanzado a la calle una campaña para agradecer a todos aquellos que limpian estas calles por los 130 años que llevan haciendo ese trabajo. El comunicado que nos han hecho llegar a todos los habitantes de Amsterdam es que imprimamos uno de los afiches (como los que tengo en mi post) que muestran la foto de 3 de los empleados del servicio de limpieza de la ciudad (que han elegido para la campaña) y lo pongamos en la ventana de nuestra casa de manera que sea visible para todo el mundo nuestro agradecimiento, en el afiche se lee claramente el nombre del hombre que trabaja limpiando y la palabra (bedankt= gracias) es una forma de darles las gracias a través de estos 3 hombres a todos los empleados por ese trabajo tan importante de limpieza que hacen día a día ( de paso al hacer esto podías ganar una de las 5 super bicicletas que rifaban y el ganador era aquel al que le fotografiaran su ventana con alguno de los afiches, el concurso era hasta el 22 de Septiembre).
Yo no puse mi afiche en la ventana para ganarme la bicicleta.
Yo no puse mi afiche en la ventana por lo bien que limpian.
Yo lo puse porque hay que agradecerles y, de todo corazón, a estos hombres que en Holanda se atreven a Piropear a una mujer como Dios manda y lo hacen a uno sentirse como si estuviera en plena Plaza Candelaria de Caracas,en pocas palabras, en casa.
John, Brian y Youseff BEDANKT! (Gracias John, Brian y Youseff!)
Por cierto, en mi calle el más popular resultó ser Brian (aunque mi ventana la adorna John).

Si quieren verles a todos en grande,
pinchen aquí