39 meses,dos hijos, dos milagros
Cuánto ha llovido (para bien) en estos últimos años, cuántas cosas buenas me han pasado, no puedo poner en palabras lo noble que la vida ha sido conmigo en estos 39 meses en que no he escrito nada para este blog.
Pero siento que debo intentar ponerlo en palabras, al fin y al cabo es una de las pocas cosas que me salen regularmente bien.
Lo de ser madre de dos hijos maravillosos, Gabo y Vida., tampoco se me está dando nada mal (sí! Soy una Mamá, Madre, Mommy, Moeder, Mom, Mamma, Mamacita etc etc etc), estoy disfrutando como loca de cada segundo que ellos me regalan, porque al final el ser padre es uno de los mejores regalos que la vida puede darte, y sólo quien lo es lo entiende a la perfección.
Antes de ser madre me parecía un poco exagerado eso de que ser madre era una de las cosas más grandiosas del mundo, pero he de reconocer que hay mucho de razón en una frase que a veces suena tan antipática, (aún así sigo sin estar de acuerdo con aquella frase aún más antipática que reza "sólo al ser madre te realizas como mujer").
Gabo nació en Febrero, algunos días después del día de los enamorados, su abuelo paterno había muerto un año antes justo en el día de San Valentín (no podía tener un final menos poético un hombre que tanto amor supo dar) y aunque Gabo cumplía 40 semanas en mi barriga para el 14 de febrero (para los que no son expertos en embarazos 40 semanas es la fecha probable de parto), me pegué a todos los santos propios y ajenos para que naciera unos días después, o antes si tenía mucho apuro, porque no quería tener que oir toda la vida que justo ese día había muerto el abuelo y él había nacido, quería que su fecha fuera especial, y además porque yo nací el día en que nació ese abuelo y todos mis cumples mientras vivía me recordaban con alegría esa casualidad pero después de muerto esa casualidad tiene un tinte algo trágico. Luego pensé que quizá si mi hijo hubiese nacido el día de los enamorados, habría sido un aliciente para tanto dolor, la cosa es que los santos parecen escucharme y Gabo nació finalmente el 18 de febrero del 2013. Ya casi cumple 30 meses, y aquí otra frase que siempre repiten los padres, y de la cual yo me he hecho eco: "crecen muy rápido". A mi no me ha dado tiempo de guardar en cajas la ropa que ya no le queda y Gabo ya nada como un pez, bucea y salta a la piscina solo y sin ningún miedo, ya va en bicicleta de niño grande por todas las calles a una velocidad de vértigo y sabe frenar a tiempo para no chocar con nada ni con nadie, se ríe porque es feliz mientras come tortilla y pide "frutita" como merienda porque la fruta "está rica", ha viajado a varios países porque "me encanta el avión mamá", su persona favorita en el mundo es su papá "porque Papá es una maravilla Mamá", y yo estoy de acuerdo. Muero de amor.
Vida nació en diciembre y quizás anticipándose a lo dicharachera y alegre que será decidió nacer el día de los inocentes, el 28 de diciembre, casi dos semanas antes de su fecha de parto, quizás para darle la razón a mi madre en aquello de que "las niñas se adelantan" y tuve un parto como el que todas las madres andaluzas me deseaban durante el embarazo "una hora cortita", tan corta fue que ni al ginecólogo ni al pediatra les dio tiempo de llegar, así que Vida y yo nos la tuvimos que arreglar con la matrona y el anestesiólogo para cumplir con el protocolo de postparto. Vida es como su mismo nombre, llena de todas las cosas buenas de la Vida, es un bebé de 7 meses, que ya gatea hace un par de semanas, dice Papá, sabe decir adiós con sus manitas y sonríe siempre para deleite de todos, tan chiquitita y ya sabe como meterse al mundo en un bolsillo. Muero de amor.
Mi vida ha mejorado en estos casi dos años y medio en la que tanto mi casa como mi corazón se han llenado de hijos. No hago más que hablar de hijos, lactancia, hijos, lactancia, me he convertido en una madre y veo peligros en todos lados (menos mal que el padre es un gaditano con espíritu aventurero y sin miedos que sabe que somos niños una vez, así que es esa balanza que me relaja y me hace disfrutar aún más de este tiempo que se va volando). Pero estoy reconciliada con todos y con todo. No tengo más que amor en mi corazón y la vida que nunca me debió nada ahora me debe menos, porque me lo ha pagado todo con esos dos milagros que son mis hijos.
¡De vuelta!