31.12.08

¨Amigo esta noche muere un año

la verdad parece extraño que se vaya tan ligero"

Así reza una gaita venezolana y aunque la letra parezca muy triste les aseguro que bailarla es sabroso. Y es que bailar cualquier gaita venezolana en diciembre es algo único, estés donde estés.

Yo este 31 estoy en Caracas, despidiendo el 2008 abrazada a mi familia, con un integrante más, mi bella sobrina.

No me quiero poner nostálgica, porque como bien dice el pisha de cai, cada comienzo de año se ve aún mejor que el anterior, y el 2009 también promete.

Este 2008 ha tardado 366 días en dar una vuelta, y así como él, mi vida ha dado un giro que comenzó a planearse a inicios de este año y termina hoy abriendo una puerta a un nuevo año que girará mientras giro yo con él.

El 31 de diciembre del 2007 estaba despidiendo el año en mi casa de Amsterdam, rodeada de buenos amigos. Mientras cantábamos Karaoke juntos no teníamos ni idea de lo que este año nos regalaría.

Es por eso que un año después, mientras tomo un rico café venezolano, no puedo evitar reflexionar en que todos somos un poco como la tierra, tardamos 365 días en dar una vuelta alrededor de algo majestuoso llamado vida y al finalizar de darla estemos donde estemos, o estemos como estemos (mientras estemos) volvemos a empezar.

Este 2009 para mí comenzará girando en Caracas para luego continuar en Cádiz, ciudad a donde la vuelta de la vida me ha llevado en el 2008, quién sabe donde estaré cuando termine el nuevo ciclo que comienza, lo que si estoy segura es que mientras doy la vuelta por esta vida intentaré hacerlo todo lo feliz que se pueda.

Feliz 2009!

26.12.08

Somos los mismos niños

Es 25 de diciembre, en casa de mis padres en Caracas está reunida toda la familia que desde siempre ha vivido en Caracas, los primos que nacimos y crecimos en esta maravillosa ciudad estamos hablando de muchas cosas, somos muchos, pero no estamos todos, algunos se han casado y este 25 están con otras nuevas familias, pero somos mayoría, mis tíos y mis padres están en la cocina hablando de cosas de adultos, ninguno tiene acento andino porque lo han perdido después de tantos años en esta ciudad que los recibió siendo todos casi unos niños, pero las costumbres las mantienen, son respetuosos, buena gente y familiares como todos los andinos, cocinan sabroso porque mezclan aliños caraqueños con los andinos, aunque la cocina que se impone por lo de general es la de Caracas y el motivo es porque aprendieron a cocinar cosas tan importantes como Las Hallacas entre fogones y gente caraqueña, es por eso que las mejores hallacas (que son las de mi mamá) tienen sabor a mi ciudad, Caracas, aunque mis madre sea andina.

Pero hay muchas cosas que nos llevan a los andes, al pueblo de mis padres y abuelos, ese maravilloso lugar donde pasamos tantos meses de vacaciones escolares en nuestra infancia, es por ello que los olores y sabores andinos hacen que volvamos a ser los niños que corrían por esos montes y nadaban por esos ríos sin tener la menor idea de lo que la vida les deparaba. Y eso ocurre hoy nuevamente, el 25 de diciembre, porque la hermana de mi nono no ha venido a la reunión pero nos ha mandado de regalo muchos litros de Chicha Andina que ella con todo el amor del mundo ha preparado para nosotros, ella también lleva toda su vida en Caracas y con más de setenta años de edad, a diferencia de mis padres y tíos, no ha perdido el acento andino, será por eso, por su rico hablar, que su Chicha Andina tiene ese sabor del Mercado del pueblo de los domingos donde mi abuelo tenía un puesto para vender ropa de niños y adultos (también vendía zapatos) y donde todos queríamos estar con él cada domingo desde la madrugada para ayudarle a vender porque siempre a media mañana nos premiaba el esfuerzo comprando para todos nosotros Chicha Andina acompañada con Pastelito Andino.

Ayer nos tomamos todos juntos la Chicha Andina de la hermana de mi nono, a la que curiosamente llamamos tía, no tía abuela, mientras degustamos esa obra de arte uno de mis primos, mi favorito, me dice ¨prima, me siento como si estuviéramos en este mismo instante en el puesto del nono, como todos aquellos domingos¨, ¨sí es cierto¨, responde otro de nuestros primos, incluso mi hermana menor que era muy pequeña cuando mi abuelo nos regalaba con esa costumbre, lo recuerda y asiente con la cabeza, todos sonreímos y brindamos con la Chicha, que en ese momento sabe aún mejor porque se llena de recuerdos, ¨pero le falta algo, lo más importante¨, comento yo, ¨mi nono?¨ me pregunta mi primo y le digo con toda la seguridad del mundo que ¨no¨, ¨porque él siempre está entre nosotros¨, ¨lo que le falta es el pastelito andino, chico!¨ y todos soltamos las carcajadas, las mismas que nos han acompañado desde que éramos unos chamos, y es allí donde noto mientras les observo reír, que todo permanece igual a pesar del tiempo que ha pasado y es porque en el fondo fondo, nunca hemos dejado de ser los niños a los que mi nono colmaba de cosas sabrosas. Gracias a Dios.

Espero que vuestras navidades estén siendo como las mías, llenas de sabores ricos.

20.12.08

Todos mis días son Navidad

Porque tengo una estrella que siempre me guía



Porque tengo un Rey Mago que me concede todos mis deseos.

Porque mi Padre se llama José

Y mi Madre es una Santa Virgen (que buena es)

Porque a diario me encuentro niños que con su ternura y bondad parecieran haber venido a este mundo para salvarlo (así como el niño Jesús)

Los ángeles me cuidan y me anuncian buenas nuevas


Y gente fabulosa llega a mi vida llenándola de cosas más valiosas que el oro, el incieso o la mirra.


Así que, cómo no me va a gustar La Navidad? Hacerlo sería como negar mi propio día a día.

Un beso enorme para todos (con escarcha navideña incluida).


La foto

15.12.08

Qué tan inolvidable eres

Casi siempre que me atacan las dudas con respecto a cómo se abre un paquete de comida sea sobre, envase, bolsa, etc, recuerdo a una niña que conocí hace algunos años en un avión. Fue durante un viaje de Madrid a Jerez, veníamos a pasar Navidad con la familia del Pisha de Cai, la niña era hija de padres divorciados y esas navidades le tocaba estar con su padre que vivía en Cádiz.

Ella residía con su madre en Galicia y ese día el avión donde viajaba era el segundo que tomaba, tenía 9 años y sus padres se habían divorciado cuando ella contaba con 4, desde los 5 viajaba en aviones cada vez que le correspondía visitar a su padre, ya estaba acostumbrada y era una experta en lo que a comportarse en aviones y moverse en aeropuertos se refiere. Es por eso que nos conocimos, porque ella no pudo evitar explicarme algo sencillo que yo hasta la fecha no lograba entender muy bien. Yo intentaba abrir un paquete que contenía maní (cacahuetes) y como siempre lo hacía desesperada con las manos y por temor a romperlo ya me lo estaba llevando a la boca para abrirlo con los dientes cuando la niña me dijo: ¨no, no lo hagas así, ven que te enseño¨, y así en dos segundos me explicó algo sencillo que aprendí y no olvidaré jamás, ¨se abre más fácil por el lado que dice abrir¨.

Desde ese día abro todos los paquetes con una facilidad que agradezco, porque algo tan tonto me lo tuvo que enseñar ella (quizás nunca lo hubiese aprendido por mi cuenta)

Durante el tiempo que duró el vuelo hablamos de todo, ella me dijo que lo que más le había llamado la atención de mí es que al entrar al avión pensó que era una de sus cantantes favoritas, la verdad es que al aterrizar en mi casa de Cádiz lo primero que hice fue ver por Internet quien era aquella cantante de la cual yo no tenía ni idea pero que sí, era famosa, y sí, nos parecíamos un poco. Me cayó muy bien la niña, era como hablar con un adulto que tiene dulzura infantil y mucha inocencia (tengo muchos amigos así), entre nosotras se creó una conexión que sin ella quererlo me dura hasta el día de hoy, recuerdo su cara y su sonrisa perfectamente por eso de vez en cuando me pregunto qué será de su vida, pero siendo como era supongo que ahora le irá muy bien.

En aquel momento me contó que el divorcio de sus padres no le había afectado mucho, porque cuando estaban juntos se llevaban peor, que cada uno por su lado había encontrado una nueva pareja y su familia había crecido porque tenía nuevos hermanos de parte y parte. Además que viajaba mucho y así no se aburría en ningún lugar, que en la escuela todos pensaban que ella la pasaba mal por el divorcio y nadie le creía que ella estaba convencida que era lo mejor para ella, pero tampoco se esforzaba mucho en que le creyeran porque al final a ella era la única que le importaba la verdad, su verdad.

Recordé sus palabras este sábado porque conocí a un Señor en un restaurante que acaba de iniciar el proceso de divorcio con la mujer con la que lleva más de 30 años viviendo, me dijo que no se había divorciado anteriormente por los hijos, para que no sufrieran y no pude evitar preguntarme hasta que punto ese sacrificio valía la pena y si era verdad que los hijos no sufren teniendo a padres que juntos son infelices, no creo que todo el mundo asuma la misma actitud que aquella niña tan maravillosa que conocí en aquel viaje, pero me hizo pensar que triste si así lo fuera en este caso con este señor y sus hijos le hubieran apoyado hace muchos años, habría tenido quizás más días felices.

Pero este post no es para hablar de él, ni de mi opinión de los divorcios ni menos sobre la felicidad de nadie (con la de mi familia, la del pisha de cai la de mis buenos amigos y la mía me doy por satisfecha), quería hablar de ella, a quien recuerdo casi semanalmente cuando intento abrir algún paquete. Ella, tan chiquitica y tan grande a la vez, ella que sin quererlo me marcó tanto, para siempre, porque con ese acto será para mi inolvidable.

Me pregunto qué tan inolvidables somos, cómo marcamos la vida de alguien para siempre sin saberlo, tengo amigos que me han recordado frases que les he dicho hace añales y de las que ni yo misma me acordaba, me han explicado como mis palabras les han marcado para bien, ayudándoles en un momento determinado, y yo sin saberlo.

También ocurre el caso contrario, que pensamos que tenemos importancia para alguien y al final esas personas nisiquiera nos recuerdan o les importamos, o creemos que algo que hacen o dicen va con nosotros y realmente no tenemos nada que ver en el asunto. Por eso yo intento no sentirme protagonista de la historia de nadie, ni para bien ni para mal.

Esta niña nunca sabrá lo que representa en mi vida y todo lo que la recuerdo, lo importante es que yo lo sé. Así como todas las personas para las que somos inolvidables, lo importante es que ellos lo saben.

Besos para todos, feliz semana.

10.12.08

A gritarlo!

Conversaba con un buen amigo que a sus cuarenta años ha conseguido enamorarse nuevamente. Me contaba que estaba plenamente feliz y que le daba miedo decirlo mucho porque temía que eso trajera mala suerte al momento tan bonito que vive.

Le dije que a mi me sorprendía demasiado como algunas personas hablaban de infelicidad y cosas malas una y otra vez sin nisiquiera plantearse que al hacerlo atraían negatividad, y a la misma vez algunas personas,paradójicamente, temían tanto gritar a los cuatro vientos cuando eran felices porque siempre pensaban que aquello traía mala suerte o estaba mal visto.

Cuando se habla de depresiones, infelicidad y cosas negativas algunas personas creen fielmente que es muy posible que nos pase pero cuando alguien habla de lo bien que le va y de lo feliz que es, a alguna gente pareciera resultarle sospechoso e increíble, como si al hacerlo ocultara algo malo y hablara de una felicidad que realmente no existe.

A mi casi nunca me gusta hablar de cosas malas, ni rodearme de nada negativo porque pienso que si lo hago caigo en un círculo vicioso de donde me costará mucho salir, por el contrario siempre intento hablar de las cosas buenas que tengo en mi vida y gritar una y otra vez cuando estoy feliz y me siento contenta. Pienso que eso me ha ayudado mucho en algunos momentos para ver el lado positivo de las cosas malas que me han podido pasar.

Yo no temo gritar a los cuatro vientos si estoy feliz, de hablar de las miles de bendiciones que me rodean, de agradecer cada día por la familia tan maravillosa que tengo, de reconocer que el premio gordo me lo gané al conocer al Pisha de Cai y de disfrutar muchísimo de mis maravillosos amigos que la vida me ha traído a través de tantos caminos que he recorrido (Y los que me faltan!).

Le dije a mi amigo que no temiera gritarle al mundo si estaba feliz, que lo hiciera con la misma intensidad de cuando habla de algo malo que le pueda pasar, que intentara repetírselo una y otra vez a todo el mundo así le resultara antipático a más de uno, porque finalmente hablar de cosas buenas cuesta la misma energía que hablar de cosas malas y traerle comentarios positivos a la gente les hace más agradable el día que hablarle de cosas negativas, o por lo menos así lo veo yo.

Y mientras, grito al mar que tengo frente a mi casa todo lo contenta que estoy por todas las cosas buenas que están por darme y las agradezco de antemano.

Así que griten, griten, no teman a expresar cuando se sientan plenos de felicidad! (dicen por allí que el hacerlo tiene efectos curativos para el alma)

Muchos besitos.

P.S.: Ya le hicieron la carta al Niño Jesús, Reyes Magos, San Nicolás o quien sea a quien le pidan lo que desean para el 2009? No? Pues qué esperan????

3.12.08

Había llegado el día

Desde pequeña se dio cuenta que podía leer señales, cosas que le rodeaban y que le anunciaban eventos importantes.

Aprendió a estar siempre alerta.

Por eso le dijo NO a los 27 hombres que le propusieron matrimonio en ese pueblo donde solo quedaban 28 solteros. El cura, no contaba.
Las mujeres se hacían cruces a su paso, pensaban que solo alguien con un embrujo encima podría rechazar el Santo Matrimonio. Su Madre tenía los ojos secos de tanto llorarle a ella para que entrara en razón y a todos los santos para que obraran el milagro de casar a su hija con quien fuera. "Hija mía, qué harás en esta vida sino es casarte? Eres bella, todos se quieren casar contigo, hazlo por nosotros, por la honra de tu familia, di que sí, a cualquiera, tienes de donde escoger" esas palabras siempre seguían con apretón de la madre al rosario que llevaba en la mano desde que descubrió que no tenía ningún poder sobre su hija. "Si tu padre viviera, ahorita mismo estarías en el altar, diciendo sí quiero, te aprovechas porque soy una vieja débil y sin fuerzas para hacer lo que Dios y la Iglesia mandan, hacer de ti una mujer de bien, casándote"

Carmen no respondía nada a los llantos de su madre, sabía que tenía esa batalla ganada porque ya lo había visto en señales, nada ni nadie la obligaría a casarse con ninguno de esos 27, ninguno de ellos eran para ella. Lo sabía.

Pero se le hacía imposible hacérselo entender al resto del pueblo, ni menos a su familia, ni a sus amigas, por eso con los días todo el mundo decidió darle la espalda, y así pasaron los meses y luego los años. Carmen dejó de ser una niña en edad de casarse y pasó a ser una vieja solterona. En 1931, una mujer con más de treinta años, soltera, en un pueblecito latinoamericano de apenas 200 habitantes ya era una vieja solterona, lo quisiera o no.

Carmen nunca lo quiso, aunque le daba igual que la llamaran así.

Pero un día todo empezó a cambiar.

Al cumplir los 32 Carmen comenzó a ir casi todos los días a la única tienda del pueblo que vendía todo lo que una novia de ese pueblo soñaba, a la dueña le incomodaba su presencia porque ver a una vieja comprando cosas que son para jóvenes le molestaba mucho, hasta el día que vio un negocio rentable con Carmen que no solo elegía lo necesario para la boda y la casa, sino para sus futuros viajes alrededor del mundo. Lo tenía todo tan planeado que a la mujer de la tienda le daba un poco de lástima por esa vieja solterona que la locura le hacía soñar con matrimonio, bueno, no la suficiente para dejar de aprovecharse de ella porque al final, el cliente siempre tenía la razón y ella se encargaba de proveer todo lo que Carmen pedía, con su boca cerrada, porque en boca cerrada no entraban moscas, pero sí dinero.

Nada había cambiado en los últimos quince años, esos quince años que Carmen había tenido que escuchar cuchicheos en las esquinas, renunciar a amigas, a tardes de té y bordados, pero ella lo aguantaba todo porque sabía muy bien cual era su futuro, lo vio cuando tenía doce años, una noche de abril mientras se bañaba en el río, era una noche de luna llena, una de esas tantas noches que lograba escaparse de su madre y encontrarse con su vida, fue esa noche con la luna resplandeciendo sobre el agua que sintió un escalofrío y el río por primera vez le habló, habían pasado ya veinte años pero ella no lograba olvidar cada palabra, cada sentencia:" Niña, una noche de luna llena, dentro de veintiún abriles, él llegará, espéralo", Carmen se estremeció pero no dudó ni por un momento que eso, lo que decía el río, era lo que tenía qué hacer.

Y así lo hizo hasta aquella noche de abril, de luna llena, a sus 33 años. Caminó al río temblando, era el momento que llevaba esperando durante mucho tiempo. No tenía miedo a la oscuridad, ni a los ruidos de animales que en aquel monte se hacían más intensos. Ella caminó y caminó, sabiendo que allí, en el río, le esperaba su futuro, ese futuro que ya conocía desde el pasado.

Al llegar al río no vio nada, no se asustó, sus señales nunca fallaban, esta no sería la excepción, miró a un lado y a otro, nada. Decidió sentarse en la orilla del río a esperar. No le importaba esperar unas horas más cuando ya lo había hecho por tantos años. Se fijó en la luna y todo lo que el agua brillaba por ella, siguió su reflejo y gracias a ello notó algo que flotaba en el agua, "es él" gritó, y sin pensarlo dos veces se lanzó al río nadando hasta alcanzarle. Sacó fuerzas de donde pudo para arrastrarle de vuelta a la orilla mientras nadaba, lo logró. Le dio respiración boca a boca, lo que no consideró un primer beso, ese vendría después, el hombre volvió en sí y diciendo cosas en un idioma que Carmen no conocía arrancó de Carmen la primera sonrisa regalo de sus vidas. Ella le dijo que se calmara, estaba segura que él le entendía, le dijo que ya volvía con ayuda, que no se desesperara, que estaría bien. Carmen corrió lo más rápido que pudo, llegó a su casa y entrando en la habitación de su madre le dijo: " corre Madre, mi futuro esposo está herido y necesita que le ayudemos, busca toda la gente que puedas" , " de qué hablas hija, ahora sí que te me volviste loca mi hijita" dijo la madre, " no tengo tiempo para explicaciones, si buscas ayuda y me sigues al río te prometo que me caso", la madre de Carmen pensó que los caminos de Dios siempre son misteriosos y concluyó que quizás era aquel el milagro que tanto años llevaba pidiendo. Corrió a buscar ayuda y una vez todos juntos en el centro del pueblo decidieron seguir a Carmen hasta el río, muchos de los acompañantes iban a regañadientes, hasta que en la penumbra de la noche vieron a un hombre tirado a orillas del río, tal cual como lo había descrito Carmen.

"Es él" gritó Carmen, y a su madre el alma le volvió al cuerpo por primera vez en muchos años.

Y sí, era él, Henry Williams, un inglés aventurero y millonario que había venido a una latinoamérica para la que no estaba preparado, por ello había terminado grave en las aguas que le condujeron a Carmen, luego de que un grupo de piratas caribeños se hicieran dueños a la fuerza de su barco y algo de su dinero. Pero no le mataron. Todo lo contrario, le dieron la vida porque Henry encontró la vida con Carmen. Luego de meses de curas y mimos, se casaron.

Fue la mejor boda que hasta el día de hoy se recuerda en aquel pueblo.

Murieron viejitos, muy viejitos, rodeados de hijos, nietos y bisnietos a los que hicieron muy felices.