28.5.10

Las cosas que nos unen

Es en el momento que caminas por un aeropuerto con tu traje de novia en la mano, envuelto de una manera que delata ante todos los ojos que te espera (sin saberlo) uno de los días más importantes de tu vida, que vuelves a ratificar que en esta vida son más las cosas que nos unen que las que nos separan.

Me tocó estar por muchísimas horas en el aeropuerto dando vueltas mientras esperaba mi vuelo a Caracas, era la primera vez en mi vida que pasaba tanto tiempo en un aeropuerto cuando paradójicamente era la única vez que no debía ser así porque cargaba conmigo algo que no podía transportar de otra manera sino en mi brazo. Mi vestido de novia.

Había tanta gente cuyos rostros delataban una felicidad inmensa al descubrirme con el vestido en la mano pasando a su lado en ese sitio que nos lleva a todos a destinos diferentes, que no pude evitar sentirme aún más feliz al dejarme llevar por esa alegría compartida. En algunos otros vi nostalgia, rostros que contaban un poco de tristeza por lo que (quizás) nunca fue o lo que (quizás) fue y ya no está, es por eso que se me pusieron los pelos de punta al percatarme de un viejito que me sonreía pero sus ojos se aguaron inevitablemente al verme, sentí tristeza por él, él, al que mi estado romántico del momento sólo podía adjudicar un gran amor perdido a sus lágrimas, y di mil gracias por el mío, porque tenía la dicha de casarme con el único hombre al que le diría ¨Sí, quiero¨ una y mil veces más en esta vida y en todas las que tengan que venir, amén.

La vida es una cosa rara, yo, la que nunca soñé con casarme, resulté ser la peor de todas y me he disfrutado mi matrimonio desde el minuto que mi hermana pequeña me ayudó a escoger el sitio donde lo haríamos hasta la llegada al hotel donde pasamos nuestra primera noche de bodas, que a las 6 de la mañana estaba lleno de japoneses que no entendían como iba una mujer vestida de novia a esas horas por todos los pasillos y una cara de ¨nadie me quita lo bailao¨.

Tengo planeado hablar de mi boda en partes, quiero escribir todo, o casi todo, para recordar por siempre cada cosa vivida.


Esta es la primera entrega.


Muchas gracias a todos que siempre están tan pendientes, ya entienden porque andaba medio perdida, a todos los que se han preocupado por mi ausencia se les recuerda que se les quiere un montón. Nos vemos en un ratico. Un beso enorme.